Domingo de clásico en Medellín es sinónimo de fiesta, folclor y júbilo para el hincha. Ambos, verdes y rojos, arman la fiesta a su antojo para dejar claro quién comanda desde la tribuna con el aliento a aquellos que dan todo en la cancha.
Es muy bonito ver cómo luego de mucho tiempo y trabajo, ambas hinchadas pueden nuevamente adornar este clásico del fútbol antioqueño, en el que debe primar el valor de la vida pues a todos nos espera alguien en casa al término del encuentro.
La hinchada de Nacional, quienes oficiaron de locales, prepararon un monumental recibimiento para su equipo en el que se resaltase el bicampeonato de Copa Libertadores pintando un magnífico mosaico en la tribuna oriental en el que un apoteósico escudo verdolaga estuviese acompañado de sus dos máximas glorias a nivel continental. No obstante dicha fiesta el colorido rojo también hizo presencia pintando Medellin de clásico, un clásico como el que queremos vivir, en paz.
Como es de esperar el partido fue muy intenso para ambos bandos, tanto verdes como rojos mostraron lo mejor de si en un partido en que ambos arqueros fueron clave para evitar el descuento en su arco. David Gonzales demostró porque luego de mucho tiempo recibió su convocatoria a Selección Colombia y Franco Armani sigue dando méritos para ser tenido en cuenta por la “albiceleste”. Tanto así que el partido apenas contó con la aparición del gol en una ocasión en los pies de Macnelly Torres quien decretó el triunfo en esta edición 289 del clásico antioqueño.
Recuerdo mucho cuando era niño en el que un Domingo de clásico era un momento para compartir en familia. El Atanasio invitaba a grandes a chicos a su espectáculo mayor. Ahora la ciudad, la Alcaldia y las barras en conjunto le apuestan nuevamente a ello promoviendo la cultura entre verdes y rojos pues Medellín ya derramó suficiente sangre y no queremos que el deporte más bello del mundo manche más una ciudad que anhela vivir en regocijo.
Cordialmente Andrés Rendón
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